Las películas que no vieron la luz después del golpe de Estado
Películas relacionadas (5)

Las películas que iban a representar los ánimos del cine chileno de la Unidad Popular, quedaron truncadas porque, por un lado, se fueron haciendo muy grandes las ambiciones, pero principalmente porque el golpe de Estado frenó cualquier intento de seguir adelante con ellas. Es más, algunos proyectos tenían fecha a fines de 1973 e inicios de 1974. Para Raúl Ruiz, este ambiente, junto a un Encuentro Latinoamericano de cineastas que se iba a realizar en Santiago en diciembre de 1973, haría que “todo el mundo iba a querer hacer cine”.

Acá presentamos una lista con algunos filmes que no alcanzaron a ser vistos por los espectadores de entonces (como Palomita Blanca y La tierra prometida), junto a otros que finalmente jamás llegaron a puerto.

Manuel Rodríguez, de Patricio Guzmán

Recién llegado al país, tras haber estudiado cine en España, Patricio Guzmán se impresionó con el proceso político-social que Chile estaba viviendo. Fue así que filmó El primer año. Con esta película dando que hablar, Guzmán logró ganar un concurso de Chile Films para realizar su primer largo de ficción, el cual se titulaba Gente de la tierra, una película centrada en la vida de Lautaro, el libertador mapuche. Pero Chile Films tenía otros planes para él, otras prioridades y otros héroes patrios para ser llevados al cine. Fue entonces que se le impuso realizar Manuel Rodríguez, basado en un guión de Isidora Aguirre, entregándole un presupuesto inédito para entonces.

Esta película buscaba plasmar unos de los puntos del Manifiesto de los cineastas de la UP, el que señalaba que era vital devolver al pueblo las ideas libertarias de los héroes patrios (como O’higgins, Carrera, Recabarren).

manu.jpg

El filme se trabajó bastante en el guión, el diseño de época, e incluso se realizaron pruebas, como filmar la llegada de Rodríguez (encarnado por Alejandro Cohen), O’Higgins (Tennyson Ferrada) y San Martín (Luis Alarcón) a la parada militar de 1971. Pero lo exacerbado del presupuesto y la falta de equipo, hizo que la película se volviera imposible de realizar. Así, Guzmán, usando casi todo el equipo técnico que tenía para filmar el filme, salió a las calles a documentar el bullente ambiente político, algo que además lo apasionaba más. Esas imágenes serían las que compondrían su documental La respuesta de octubre y, luego, La Batalla de Chile.

La tierra prometida, de Miguel Littin

Era el gran proyecto de Miguel Littin y en donde iba a plasmar las ideas con las que él había contribuido a construir, en gran parte,  el Manifiesto de los cineastas de la Unidad Popular. Un filme del pueblo y para el pueblo, de “masas” diría él, con cuotas del realismo mágico que serían la pauta de sus próximos filmes en el exilio y compuesto de una épica visual deudora del cine de Glauber Rocha (de hecho el director de fotografía, Alfonso Beato, había trabajado con el brasileño). Filmado en la zona natal del director, en Palmilla, Colchagua, fue una coproducción con el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y con un elenco encabezado por un Nelson Villagra, quien nuevamente está notable.

tierraprime.jpg

Littin rodando La Tierra Prometida

Littin filmó La Tierra prometida con un guión no muy trabajado en diálogos, sino que con una estructura general donde fue improvisando los acontecimientos de este pequeño pueblo que en 1932, inspirados por la llegada al poder de Marmaduque Grove, construyen un socialismo a la chilena. El final, trágico y heroico, era un presagio de lo que venía.

Con una deuda considerable a cuestas, la película terminó su postproducción en Cuba, para luego ser exhibida en 1973 en el Festival de Cine de Moscú. Su fecha de estreno en las salas chilenas estaba programado para después del 11 de septiembre, probablemente el 19 de septiembre. Obviamente, su estreno no fue posible y tuvo que esperar 18 años, hasta el 30 de octubre de 1991, para que el público chileno la viera.

Palomita Blanca, de Raúl Ruiz

Este filme a cargo de Raúl Ruiz era sin dudas la apuesta más contundente del cine chileno de la Unidad Popular, en términos comerciales y artísticos. Ruiz hasta entonces sólo había estrenado en los cines Tres tristes tigres, pero a sus 31 años había realizado varios documentales y películas de ficción (una, Nadie dijo nada, financiada por la RAI) que se daban en pequeños circuitos y festivales. Con un prestigio y respeto más que probado, su adaptación de la popular novela de Enrique Lafourcade provocó tal revuelo que para el casting de la protagonista acudieron cientos de adolescentes y sus familias, hecho captado por diarios y varias revistas. Un fenómeno que el mismo Ruiz decidió filmar en el documental Palomilla brava, hoy lamentablemente perdido. El equipo técnico era lo mejor de la época: Sergio Trabucco en la producción, Silvio Caiozzi en la fotografía, José de la Vega en el sonido y Carlos Piaggio en el montaje.

Con las escenas que ya se habían rodado a inicios de 1973, la sensación era que Ruiz sólo usaba la novela de pretexto y que en ella expandía sus ansias de un cine de registro de lo chileno (“inventar Chile a través del cine”, decía), con el sarcasmo, ironía y crítica que sus anteriores filmes desbordaban y que incomodaba a gran parte de la izquierda chilena. Aún así la película provocaba una gran expectativa dada la popularidad del libro, la temática juvenil que mostraba y por la participación de Los Jaivas en la composición de la banda sonora.

Su estreno se fijó para octubre de 1973 y obviamente fue considerada por las autoridades de la dictadura como inconveniente para ser exhibida. Se guardó en las bodegas de Chile Films, en donde tiempo después (dos décadas casi) fueron encontradas cuando ya nadie pensaba en que todavía existía. Se estrenó en noviembre de 1992 con gran éxito de público y, sobretodo, de crítica. La película si bien perdió la posibilidad de enfrentarse con la época a la cual encaraba, fue vista 19 años después como un notable documento de la época.

Hasta hoy Palomita blanca es considerada una de las mejores películas de toda la historia del cine chileno. Sin ir más lejos, el año 2008, el crítico de El Mercurio, Antonio Martínez, la puso al tope de una lista.

Metamorfosis del jefe de la policía política, de Helvio Soto

Esta película continuaba la senda marcada por el anterior filme de Helvio Soto, Voto + Fusil. Era un filme bastante crítico del proceso de la Unidad Popular, poniéndose más en la línea de quienes propugnaban un camino más radical, tildando al gobierno de un proceso “reformista-burgués”.

En la época, Soto era acusado (además de servirse mucho del cine de género y de Costa-Gavras) de aprovecharse de los fondos que manejaba en su gerencia en Televisión Nacional para financiar sus filmes, cierto o no, esta película se financió con dineros que consiguió en Alemania y no contemplaba un pronto estreno en Chile antes de que llegara el golpe.

Soto salió exiliado a Francia, en donde terminó el montaje y en donde Metamorfosis del jefe de la policía política fue estrenada comercialmente, con no poco éxito de público. También fue exhibida en la Quincena de realizadores del Festival de Cannes. Un prestigio que le significó, luego, realizar la super producción europea Llueve sobre Santiago, un filme que es el 11 de septiembre llevado a una película de ficción.

Otras pendientes:

El Tercer Año: Así se titularía la «secuela» que Patricio Guzmán preparaba sobre El primer año, su alabado primer largo documental que registraba los primeros meses de Allende en el poder. Como dice el título, en este nuevo filme se centraría en 1973 y para eso estaba registrando todo el material, tanto en las calles, como en los cordones industriales, sindicatos y ceremonias. Es todo ese registro el que después lograría sacar a duras penas del país, clandestinamente, después del golpe y sobre el cual trabajará, en conjunto con Pedro Chaskel en el montaje, para configurar su magna obra La Batalla de Chile.

Esperando a Godoy: Esta película fue realizada por Cristián Sánchez, Rodrigo González y Sergio Navarro, jóvenes estudiantes del Instituto fílmico de la Universidad Católica de Chile. No esperaba ser exhibida comercialmente, dado su formato, el 16 mm. Pero ni siquiera alcanzó a ser vista en pequeñas funciones. Según consta en un artículo realizado por Héctor Soto para la revista Primer Plano, era un filme que bebía del estilo de Raúl Ruiz en cuanto a su rescate de lo chileno, de esos absurdos y malos entendidos. Era el cine que después depuraría, ya en solitario, el mismo Cristián Sánchez, ya en plena dictadura.

Proyecto 1: Película dirigida por Sergio Castilla, con un grupo de niños como protagonistas (unos 50 de la Villa O’Higgins, según dice el mismo realizador en una entrevista) y que tenía una trama bastante particular. Según reseñas de la época, tenía una fuerte influencia del comic. «Los personajes provienen de aquel mundo, con un norteamericano que de embajador se transforma en Superman o en infante de marina y una serie de otros recursos. Así, la película, en vez de recurrir a un lenguaje literario para expresar su simbología, entra de lleno en el mundo de aventuras del comic», dice Castilla en la revista Chile Hoy en 1972. Actuarían en ella los cineastas Carlos Flores y Guillermo Cahn, con la música de Cirilo Vila. La película la terminó en su exilio en Suecia, bajo el título La historia. De hecho, Castilla había ido allá a realizar la post-producción del filme y fue sorprendido por el golpe de Estado, por lo que no pudo regresar a Chile. Allá, Castilla siguió muy activo con un cine de denuncia en contra de la dictadura.

Balmaceda: Este proyecto era, junto a Manuel Rodríguez, uno de los guiones escogidos por Chile Films para ser desarrollados y rodados. Estaba a cargo de Fernando Balmaceda, militante del PC y que había trabajado filmando la campaña de Allende. Era descendiente director del protagonista del hipotético filme, el Presidente José Manuel Balmaceda. Nemesio Antúnez lo encarnaría y fue fotografiado en el rol en pruebas de pre-producción. El guión estaba a cargo de Balmaceda, con colaboración de Antonio Ottone y, en un comienzo, contó también con ayuda de Ariel Dorfman. Tal como Manuel Rodríguez, su alto presupuesto hizo imposible realizarlo, quedando trunco.

Queridos compañeros: Esta película terminó el 10 de septiembre de 1973 su rodaje. Estaba dirigida por el chileno-venezolano Pablo de la Barra, quien había trabajado con Costa-Gavras en la filmación de Estado de Sitio en Chile. Una vez acontecido el golpe, de la Barra parte a Venezuela y la película logra salvarse y salir del país a través de la embajada venezolana. El problema es que salió sin la banda de sonido y el director tuvo que hacer un doblaje completo con los actores, para lo cual se ayudó de una profesora de sordomudos para leer los labios de los personajes. Así logró completarla y estrenarla.