Valioso documental
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El público ha quedado profundamente impresionado con el documental de televisión denominado “Chile y su verdad”, que constituye el testimonio más elocuente del drama vivido por el país entre los años 1970 y 1973.

Una pieza como esta vale por muchos buenos argumentos y tiene un efecto de persuasión masiva nunca susceptible de alcanzarse por medios escritos.

La repetición del documental por dos o tres veces resulta aconsejable y hasta indispensable. Además, todos los esfuerzos que se hagan para producir una versión inglesa y otra alemana del documental serán bien empleados, siempre que se logre contratar con canales extranjeros de TV el espacio para difundirlo.

Sorprende, sin embargo, que este valioso testimonio de televisión haya tardado tanto en darse a conocer al público, pese a la urgencia de contrarrestar la campaña exterior favorable al régimen de Allende y la tendencia al olvido del público chileno, que es natural con el transcurso del tiempo.

Como las tentativas periodísticas serias destinadas a explicar al público extranjero la gravísima situación chilena, pueden citarse sólo el “Libro Blanco”, editado en 1973 por la Secretaría General de Gobierno y la edición Internacional Especial de El Mercurio, aparecida a los pocos días del pronunciamiento y puesta a disposición del gobierno. Errores de distribución o incomprensión acerca de la magnitud de la campaña hostil que se preparaba contra el país, hicieron que esas obras no alcanzaran la difusión contundente y oportuna que se requería.

En el campo académico, el libro editado por el Instituto de estudios Internacionales, bajo la dirección de don Francisco Orrego Vicuña, que se titula “Chile: The balanced view”, es el único intento de peso que se ha hecho por establecer la verdad sobre Chile.

Al parecer, en ciertas esferas oficiales se creyó que los responsables de la opinión internacional actuaran con serena imparcialidad y, tal vez, que incluso se preocuparían de averiguar por sí mismos los verdaderos rasgos del drama chileno. Faltó, sin duda, la visión necesaria en este aspecto y se creyó que los éxitos de la política interna serían capaces de desvanecer la imagen exterior. En el hecho, ha ocurrido precisamente lo contrario: la campaña externa ha creado dificultades adicionales al esfuerzo interno de reconstrucción.

El documental “Chile y su verdad” constituye un éxito, por desgracia tardío. Es el mismo retardo que se advierte en otros aspectos de la información sobre la realidad de Chile. Por ejemplo, todavía subsisten trabas para el ingreso al territorio de periodistas adversos al régimen militar.  Dichas trabas son más contraproducentes que las versiones calumniosas que puedan divulgar después los mencionados periodistas. La verdad de Chile debe exhibirse sin miedo. Y el documental que comentamos debiera marcar el comienzo de un cambio a fondo en la actitud sobre la publicidad y las informaciones. Ni el país ni el gobierno necesitan propaganda. Lo que se requiere es dar a conocer lo ocurrido y, sobre todo, lo que se está actualmente realizando. Parece necesario positivamente la notoriedad desfavorable del país en estos momentos, abriendo cada vez más las puertas a los periodistas visitantes e imaginando iniciativas periodísticas como las del excelente documental “Chile y su verdad”.

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