Tres tristes tigres traen tanto tema
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Ante el inmintente estreno de la película de Raúl Ruiz, que, sin duda, dejará una estela en nuestro cine, hemos reunido -a modo de prepolémica- la opinión de tres autorizados espectadores.

1. ANTONIO SKARMETA, escritor y crítico literario:

Raúl Ruiz ejecutó una pirueta prácticamente inédita en la historia del cine. Durante mucho tiempo sobrevivió inventando obras teatrales más geniales que realizables que chorreaban absurdo por los cinco costados. Verlo, leerlo, y de ahí suponer lo que podría hacer en cine, era una empresa insensata. Pero Ruiz iba acunando pacientemente otro tipo de sabiduría: sus andanzas variadas y no tan improbables como sus obras, lo llevaron a desembocar en lo popular. Conclusión: el más fino sentido de la irrealidad y del absurdo canalizado en una veta chispeantemente chilena. Así, ha logrado una despiadada visión de Santiago y sus habitantes. Una ciudad que ha sido por largo tiempo escamoteada en cine y literatura. Para acentuar el efecto agobiante de la urbe (¡qué palabra!) llenó de gente igual la pantalla. Es tan poderosa la ambientación, que su film resulta una lenta masacre colectiva. Su película va a ser un espejo que no miente: como la madrastra de Blancanieves, a muchos les van a dar ganas de quebrarlo.

2. JUAN TEJEDA, humorista y escritor:

Esta película me parece un experimento que tiene que ver más con la sociología que con otra cosa. El Santiago que nos muestra es sombrío, escalofriantemente sombrío, angustiosamente provinciano, con casas feas y chatas y gente fea. Cuando los personajes tratan de divertirse, se aburran, beben mucho, hay peleas tontas en los bares. El lenguaje es bien fluido y es muy parecido a la manera corriente de hablar del chileno medio. Hay gran naturalidad, es cierto, pero una naturalidad rebajante que nos plantea el problema de si el arte debe ser una fotografía de cómo somos o una elaboración imaginativa que dé realce a la realidad. Las palabrotas que comúnmente decimos los chilenos, esta película las recoge y las pone en boca de los personajes…; a mí no me gusta este recurso o, más bien, no lo entiendo. Los garabatos son siempre muy vagos, no aclaran pensamiento alguno, no transmiten belleza. Lo mejor de la película es el clima, un clima tenso que va aumentando, dando mayor jerarquía a los personajes y que culmina con una escena de violencia que salva la  película.

3. KERRY OÑATE, director de la cineteca universitaria:

Luego de ver «3 Tristes Tigres«, de Raúl Ruiz, se puede arriesgar la hipótesis de un gran descubrimiento para el cine chileno. Al fin se encuentra la primera expresión de un auténtico creador, de un verdadero autor de ilimitadas posibilidades, que, sin duda, abre el único camino posible para un nuevo cine nacional.

Hay en el trabajo de Ruiz una penetración profunda en el alma del chileno moderno, una visión compleja de su mundo interior esencialmente natural, que llega, por primera vez, acompañado de una búsqueda apasionada y casi delirante por conceder a la imagen y al lenguaje cinematográfico la importancia que, hasta ahora, nadie intentó conferirle.

En esta obra, auténticamente chilena y universal al mismo tiempo, hay talento, hay transformación y recreación de elementos: está el arte y está la sociología de un país, En fin, «3 T. T.» es, a mi juicio, una gran puerta abierta para el nacimiento de un cine joven audaz, comprometido con su época y esencialmente viril.

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