Prontuario: La cámara en la cárcel
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René Cerón Pardo, José Roberto Rubio (“El Loco Pepe”), Julio Ignacio Scarpizzo… ¿protagonistas de una película? En realidad suena raro, tanto que el cajero del First National City Bank, cada vez que le son presentados para su cobro cheques extendidos a nombre de estas personas, se siente como si estuviera ante el diablo vendiendo cruces. Un vistazo al nombre del girador, Hernán Garrido, le devuelve el alma al cuerpo. En realidad, Garrido no está financiando una fuga o una revuelta dentro de la Penitenciaría, sino que está cancelando sus honorarios a sus “artistas”.

“El Loco Pepe” y Scarpizzo, como asaltantes de bancos, están condenados a 82 y más de 10 años de prisión, respectivamente, y en cuanto a Cerón Pardo, aunque indultado por sus cuatro homicidios (tras ser sometido a una operación de lobotomía), cometió un quinto asesinato, volviendo ,al penal. Este último es la figura central de Prontuario, un largometraje de “cine realidad”, como lo define su director.

MARAVILLAS DEL MONTAJE
Prontuario estará en breve exhibiéndose en los cines, pero no es una película que haya comenzado a hacerse ayer. Ya en 1962 Hernán Garrido proyectó hacer un documental de unos ocho minutos tomando el caso de Cerón Pardo, y en particular la operación de lobotomía. Las primeras filmaciones, con cámara de 16 mm., recién las hizo en diciembre de 1966, y en el curso de ellas Cerón Pardo se perfiló como un gran actor. No era Garrido el primero que admiraba las dotes artísticas del hombre, pues antes un psicólogo había opinado que tras la operación al cerebro, Cerón Pardo había simulado la pérdida de sus impulsos asesinos, lo que ,explicaría el quinto crimen. -Algunos cronistas y cinematografistas que vieron lo filmado estimaron que el material daba para un documental de 25 minutos, a fin de presentar el mundo interior de la Penitenciaría -relata Garrido-. Pero fue Patricio Kaulen, presidente de Chile Films y director de Largo Viaje, quien me aconsejó extenderme a más de una hora. Y así al ampliarlo a 35 mm., tuviera una salida comercial y recuperara lo invertido.

La versión definitiva tiene una hora 15 minutos, y sorprende a cuantos han podido verla. Por esas cosas del cine, Cerón Pardo, Rubio, Scarpizzo deambulan por Santiago… sin salir de la Penitenciaría. Es que Hernán Garrido, nacido en Santiago en 1925, y que por su amor por el cine no siguió una carrera universitaria, no ha hecho sino aplicar los conocimientos que le dio la práctica constante en el curso de los últimos 26 años, especialmente en lo que a reconstrucción y montaje se refiere.

LOS PROBLEMAS DEL PENAL
-Las autoridades de prisiones me ayudaron mucho -dice Garrido-, pero el alcaide fue muy claro al señalarme que todo dependía de la voluntad del reo. Su colaboración me la gané prometiéndoles que no los hundiría más, y eso lo cumplí. Soy objetivo frente al caso humano. Con sus personalidades tan diferentes hicieron lo que les pedía. Rubio es chispeante, locuaz, buen actor, de fácil expresión, y en la película aparece muy simpático como comediante; Scarpizzo es reservado, y se sabe de buena figura, como actor de cine. Cerón Pardo es el más introvertido de todos, pero representa perfectamente al “choro” chileno. Como se sabe, Rubio es argentino, y Scarpizzo uruguayo. La filmación en 16 mm., que pudo ser un inconveniente por la ampliación a 35 mm., que se debió efectuar con posterioridad, significó en realidad una ventaja. El 90% de los reos es hostil a la fotografía o al cine, porque después los reconocen los policías o sus familiares; sin embargo, como la cámara de 16 mm. es pequeña, pasó inadvertida, y el mismo Garrido, según lo confiesa risueñamente, también pasó inadvertido porque no se diferenciaba de la población penal.

Garrido también es productor de su película. El capital lo fue reuniendo lentamente, trabajando sin cesar de lunes a domingo, y sin gozar de vacaciones en los últimos tres años. Hasta ahora les ha pagado a todos los que han trabajada para él, porque si fracasa taquilleramente Prontuario, no desea tener el cargo de conciencia de que les quitó tiempo a sus colegas técnicos.