En la semana entrante será enviada a Buenos Aires la copia corregida de Alma Chilena, la primera película de la casa Hans Frey. Dirigida e interpretada por los distinguidos artistas argentinos María Padín y Arturo Mario, de argumento interesante y de puro sabor criollo, y de fotografía discreta, esta obra nacional gustará seguramente en la república hermana, por las mismas razones que aquí triunfó Nobleza gaucha.

Aunque de tema absolutamente diferente no sabemos por qué todos encuentran cierta similitud entre Alma Chilena y la película de Cairo. Nosotros nos figuramos que debe ser cierta analogía entre las costumbres populares que aparecen retratadas en las películas y por la belleza de los títulos en verso, fieles exponentes de la poesía popular, que adornan ambas obras.

El conocido nuestro Pablo Salvatierra, la presentó en el Alhambra con un acompañamiento musical formado por canciones populares chilenas y trozos de obras famosas adaptadas tras cuidadosos ensayos. Sería muy de desear que la casa Hans Frey la presentara con esta misma música en el extranjero, con lo que la película gana en sentimiento y novedad.

Olvidabamos decir que esta cinta tiene material de propaganda de primer orden, compuesto de dos tipos de afiches y de numerosos carteles ilustrados.

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Nota: El texto ha sido transcrito respetando la ortografía que presenta el artículo original