La dama de la muerte (Boletín Cinematográfico)
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PRODUCCIÓN: Chilena. Chile Films. Distribuida por Band y Salas Ltda.

DIRECCIÓN: Carlos Hugo Christensen.

ARTISTAS PRINCIPALES: Carlos Cores, Judith Sulián, Gullermo Battaglia, Juan Corona, Agustín Orrequia, Italo Martínez, Plácido Martín, Domingo Tessier, Agustín Siré.

CARÁCTER: Drama.

HABLADA: En castellano.

NÚMERO DE PARTES: Nueve.

CENSURA: Sólo mayores.

CLASIFICACIÓN: Extraordinaria

APRECIACIÓN COMERCIAL: 4

DURACIÓN: 1 hora 25 minutos.

ESTRENADA: En el Teatro Real el martes 4 de Junio.

CONCURRENCIA: Numerosa.

LOCALIDADES: Platea $ 15 – Paraíso $ 4 –

ASUNTO: Un joven pierde en un juego una fortuna ajena y decide suicidarse. Un misterioso caballero le hace postergar el suicidio induciéndolo  a hacerse socio de un club de suicidas en el cual la suerte de los naipes decide quién ha se der el próximo en morir, concediéndosele antes siete días de felicidad. La suerte condena al joven pero éste durante la espera de siete días conoce a una mujer cuyo amor le hace recobrar el apego a la vida. Trata de fugarse al extranjero pero en los momentos en que va a conseguirlo, el misterioso caballero, que había sido designado para matarlo, cumple su misión.

BREVE COMENTARIO: Es esta la película de mayor vuelo lanzada hasta ahora por el cine nacional. En ninguna cinta chilena se habían juntado tantos y tan señalados méritos artísticos como los que ostenta LA DAMA DE LA MUERTE. Cuando un argumento recio, una dirección que acredita fina sensibilidad en el conductor, un buen conjunto de intérpretes, magníficos efectos de fotografía y sonido y despliegue material que se equipara al de cualquier cinta extranjera. Sin embargo, la película deja una impresión fría. Influyen en esto varios factores, contándose en primer lugar el estiramiento que ha tenido que soportar el argumento (adaptada por César Tiempo de un relato de Stevenson), el cual no tenía material suficiente para una película de largo metraje, por lo que se ha elaborado excesivamente, insistiendo en ciertos recursos y escenas con un resultado de abrumadora lentitud para el ritmo de la acción. Se nota que en esto no debe olvidarse la escuela implantada por el cine francés, pero no se debe olvidar que la cinematografía parisina suple las fallas de ritmo con una densidad pasional que no ha sido lograda en LA DAMA DE LA MUERTE. Otro factor que influye en la frialdad con que el público corriente, percibe el film, es la constante atmósfera deprimente que predomina en él, ya que dentro de la situación aflictiva que rodea al protagonista, hasta el romance que encuentra está presentado en tonos sombríos. A pesar de todo, no puede dejar de reconocerse que esta película es la que revela un mayor espíritu de seriedad de todo cuanto ha hecho antes nuestra cinematografía y un afán de dar categoría a la pantalla nacional. En la interpretación, a Carlos Cores le ha correspondido un rol difícil y lleno de posibilidades que él no ha sabido aprovechar, ya que repertorio de sus recursos es limitado. Guillermo Battaglia  da un vigor especial a su trabajo y Judith Sulián confirma su gran sensibilidad de artista. Los demás roles, todos muy episódicos, han sido confiados a actores chilenos, algunos de los cuales como Agustín Orrequia, Italo Martínez y Agustín Siré, han conseguido un magnífico nivel de actuación. Las enormes dificultades que ofrecía la reconstrucción de Londres a fines del siglo pasado, han sido brillantemente superadas en la parte material, con os notables decorados de Jean de Bravura y los trajes diseñados por Eduardo Lerchuadi. La música de Andreani y los efectos de iluminación, subrayan eficaz la atmósfera angustiosa de la acción. En resumen, no siendo ésta una película para la gran masa de espectadores, interesará por los méritos que acredita, pudiendo aumentar su valor comercial acordado en la razón de la popularidad de algunos intérpretes y de la gran publicidad que ha tenido.

PROPAGANDA: Muy abundante.

PARA EL PROGRAMA: Una alucinante encrucijada en la que el amor y la muerte se disputan la vida de un hombre. El clima pasional más intenso que ha producido el cine en castellano en un drama angustioso con Carlos Cores, Judith Sulián, Gullermo Battaglia, Agustín Orrequia e Italo Martínez.