El cine mudo chileno y su época es un tema que todavía guarda muchos secretos para el grueso público, e incluso para los especialistas. No tiene historiadores ni existen buenos libros sobre la materia. Y lo poco que hay es incompleto y, a menudo, errado.
Sin embargo, para Mario Godoy Quezada, un modesto y tranquilo obrero panificador, ese período del cine nacional no es ningún misterio. Así lo demostró en las 7 etapas de su participación en el programa “Cumpla su deseo con CRAV”, que se transmite en Radio Minería, respondiendo correctamente a un total de 21 preguntas, más de 3 de suficiencia preliminar.
Hace 15 años, Godoy se dio a la difícil tarea de recolectar toda clase de datos relacionados con el cine mudo.
–Me relacioné con la gente que había hecho cine –nos dice–. Revisé los diarios en las bibliotecas, ubicando filmaciones y estrenos. Colaboré con Jorge Délano (Coke) y otros cineastas. Mi propósito era trabajar algún día tras una cámara, pero esto resultó imposible por razones obvias: en Chile no existe una actividad cinematográfica continuada.
Ahora Godoy dispone de un archivo con muchos kilos de recortes, todos, afiches, artículos, etc. Pero el archivo fundamental parece tenerlo en la mente. Tiene una facilidad extraordinaria para recordar fechas de filmación, salas de estreno, fichas técnicas, elencos artísticos y otros detalles. Frente a nuestras preguntas responde de inmediato:
–La época del cine mudo se desarrolla en Chile entre 1916 y 1931. Se realizaron 80 films mudos. El primero fue “La baraja de la muerte”, con argumento del poeta colombiano Claudio de Alas y filmada por el camarógrafo italiano Salvador Giambastiani, y el último, “Patrulla de avanzada”, realizado por Eric Page y protagonizada por Emperatriz Carvajal y Carlos Cristi.
Las obras maestras del cine mudo chileno fueron “El húsar de la muerte”, y “Un grito en el mar”, ambas realizadas y protagonizadas por Pedro Sienna.
Godoy también se ha dado el lujo de aclarar errores.
Hace pocos años publicó un artículo en “La Nación”, para corregir, página por página, el libro “Grandezas y miserias del cine chileno, de Alberto Santana.
–En ese libro se mencionan películas que jamás se estrenaron. Por ejemplo, “Un idilio en la montaña, que realizó el poeta Víctor Domingo Silva. Los errores se toman a veces como cosa cierta. Así una periodista llegó a escribir un artículo sobre un cine nacional que Rafael Frontaura, protagonista de “Un idilio en la montaña”, hacía suspirar a las espectadoras… ¡Se imaginan lo que ocurriría si los realizadores del programa de Minería se basaran en tales libros y datos!…
Godoy reconoce que hubo momentos difíciles para él durante el concurso. En la segunda etapa, Mario Céspedes, el profesor-animador radial, le preguntó: ¿Quiénes fueron los dueños de los estudios “Andes Films”?
–Yo respondí que el único dueño había sido Alfredo Wolnitzky. Se me dijo que también lo era Gustavo Bussenius (un libro de Coke así lo indicaba). Yo reafirmé mi respuesta original. Felizmente el propio Wolnitsky se hizo presente en el programa para demostrar con documentos notariales que él era el único dueño de los Estudios, en 1924.
Posteriormente se le preguntó qué film chileno había protagonizado una actriz mexicana.
–Esta vez creí perder. Yo dije que Amparito Arozamena había filmado “La calle del ensueño”, dirigida por Jorge Délano. Pero el señor Céspedes tenía otro dato: la actriz había filmado también “La víbora de azabache”, dirigida por Rafael Maluenda. Repentinamente recordé que una vez charlando con un cineasta, éste me había hablado de otro film. Era “la víbora…”. Lo mencioné y acerté…
En la noche final del programa, Godoy fue felicitado por los veteranos cineastas chilenos. Pedro Sienna dijo: “Hay que aplaudir a este joven que ha tenido una actuación brillantísima”, y Coke: “Mario Godoy es un prodigio archivo del cine nacional. Sabe más que todos los cinematografistas en cuanto a historia del cine mudo”…
También recibió regalos: Sienna le entregó dos hermosos afiches de sus últimas películas: “El húsar de la muerte”, “La última trasnochada”. Naum Kramarenko 200 acciones de la organización CODEMACINE. Y, por último, un cheque por 1.500 escudos, en su calidad de vencedor del concurso.
Ahora Godoy (santiaguino, 34 años de edad) piensa afrontar otra prueba: se casará este mes.
–El premio me va a ayudar mucho –confesó.
