El Cobre en el cine
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Las industrias pesadas de Chile han encontrado en Pablo Petrowitsch el cantor que les hacía falta. Primero fue el carbón, después el salitre; ahora es el cobre el “personaje” que nos cuenta su vida y milagros a través del reportaje cinematográfico.

Son cinco rollos rodados “a la yanqui”, esto es, sin reparar en gastos y riéndose de las dificultades. El resultado deja de paso una lección para la propia industria del cine. Porque Petrowitsch ha demostrado, de una vez para todas, que en nuestro país pueden ya hacerse películas de calidad internacional.

Todo estriba en confiarles la tuición suprema a los idóneos en lugar de a los audaces.

El Cobre”, financiado por Chile Exploration Co, nos muestra los orígenes, el romance y la culminación de una industria de la cual depende primordialmente la salud económica de la nación. Pero no se trata de un escueto documental. La película está “vestida”, es decir, escenificada y personificada, y hay trozos en que se diría que asistimos a un film de argumento. Tales, por ejemplo, las escenas de los conquistadores, de la Independencia y del acaramelado 1900.

No es poco decir el que en el transcurso de la acción nos tropecemos con dos artistas de primerísima línea: María Valjalo y Emilio Martínez, el alfarero de Montserrat.

La exótica pampa, con su Chuquicamata imponente, se nos queda grabada en el corazón. No se sabe qué admirar más: si las inmensas instalaciones, la perfecta organización del trabajo y del bienestar, o la visión de los empresarios que decidieron explotar Chuqui en contra de la opinión de cincuenta y siete ingenieros europeos que aseguraron que esa mina no era comercial…

Sigamos, Petrowitsch, en esta obra, de exaltación del trabajo. Por ahí lo aguardan Paipote, Manantiales, Huachipato.