Ecran estrenos: «El ABC del amor»
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«El ABC del Amor» (argentino-brasileño-chilena), 1966. En tres episodios: «Noche Trágica», dirigido por Rodolfo Kuhn; «Mundo Mágico», dirigido por Helvio Soto, y «Pacto de Muerte», dirigido por Eduardo Coutinho. Actores: Susana Rinaldi y Federico Luppi; Miguel Littin, Cecilia Páez, Patricia Menz; Reginaldo Parias y Vera Viana. Blanco y negro. Censura: Mayores de 21 años. Estrenaron: Nilo, Sao Paulo, Las Condes, Gran Avenida.

Hacer un comentario de una coproducción en episodios, en la que el responsable de cada parte es independiente de los otros, resulta una tarea insólita, ya que las virtudes y defectos de cada relato no pueden referirse a la obra total. Es el caso de «El ABC del Amor» o «Amor en América Latina», títulos que de ninguna manera pueden llevarnos a creer que se pretendió mostrar un amor a la americana, pues, luego de ver el tipo de relaciones entre ambos sexos que se exhiben en el film, queda bastante mal parado el sudamericano medio en estas materias, y. mucho peor la mujer de este continente. Considerada como una película completa, el país más beneficiado con la coproducción comentada es, sin lugar a dudas, Chile, por cuanto nuestra cinematografía es la que mas ansia tiene de mercados, debido a su poca solvencia técnica y al desempeño de los realizadores y actores. Desgraciadamente el mercado que puede  beneficiar a este  film a la vez va a conocer el nivel del cine chileno, y no acudirá a ver películas puramente nacionales.

En efecto, el episodio argentino. «Noche Trágica», dirigido por Rodolfo Kuhn. logra una realización satisfactoria. En él están bien resueltos los niveles de narración, tanto en la integración de los raccontos —uno dentro de otro- como en trazado de los personajes, todos, salvo el protagonista, secundarios en la acción y en la intención de la anécdota. La gente de Buenos Aires aquí descrita con motivo de posible matrimonio de una pariente corresponde a otra tanta de Italia (Sicilia, Milán), consecuente con la fuerte ascendencia itálica que tienen los porteños. El cine de Kuhn parece haber escogido como modelo a la comediola italiana, los films de sketches de Tognazzi o Gassman. Tiene idéntica realización, igual contenido y semejante resultado. Todo lo anterior es en el terreno de la movilización de los elementos de la producción. En lo referente al contenido, el episodio no corresponde a lo que debe esperarse de un auténtico cine de expresión transandino, y, por lo mismo, su eficacia como obra cinematográfica es muy limitada.

Con la parte brasileña «El Pacto», de Eduardo Coutinho, sucede algo similar. Se trata de una broma de adolescentes, con trazos de humor negro. Una doncella acepta la relación intima con un colérico que la busca para reafirmar sus cualidades de conquistador, siempre que antes del acto ingieran ambos una dosis letal de veneno. En este trozo se incorpora algo de las constantes fílmicas del cine brasileño, con la gran diferencia de que la anécdota resulta algo festiva y va más dirigida a retratar las costumbres de ciertos adolescentes que a transformarse en efectiva critica social. Este episodio, igual que el argentino, exhibe saludos a la afición para aumentar la taquilla. Afortunadamente esá vitalizado por una actuación acorde con el tema y su desarrollo, lo que da al momento cinematográfico una liviandad profesional y permite concluir que es la parte mejor realizada.

El episodio chileno, «Mundo Mágico” (¿cual es este mundo?), no tiene correspondencia en otros antecedentes cinematográficos chilenos. En tal sentido es un experimento. La concepción de Helvio Soto para desarrollar un tema «distinto» no significa haber incorporado calidad en su realización. Trata de la angustia de un joven director de programas de TV, que ve derrumbarse diariamente sus ideales ante la falsedad que le impone su profesión. No sabe decidirse, y por ello trata de «olvidar», ensayando aventuras sentimentales con diversas damas. Es también casado y tiene un hijo, lo que no confunde mayormente una trama a juicio del director. Con nada consigue la estabilidad que requiere: así va al fracaso de sus ilusiones y de él mismo como individuo.

La parte chilena tiene una realización que sorprende por lo inadecuada, sobre todo se tiene en cuenta que en «Yo Tenía un Camarada» Soto demostró cualidades interesantes como autor. Un tema como el de «Mundo Mágico» debió realizarse filmicamente como un monólogo interior del personaje principal, en el que la locución en «off» describiera en forma critica a la imagen. Así es probable que se hubieran logrado el justo tono dramático y el ritmo narrativo necesario para engarzar el contenido. La fotografía —generalmente en primeros planos— es poco clara y no intenta los planos de ubicación necesarios, con lo que se transforma en un factor que concede al film un hermetismo defectuoso. En cuanto a los actores, no se les puede culpar mayormente de los errores de dirección, aunque debe reconocerse que las damas que figuran son estáticas y sin expresión.

EN RESUMEN: Coproducción de Argentina. Brasil y Chile en la que el aceptable nivel de las partes extranjeras deja muy mal parado a nuestro cine, ya que si aisladamente el episodio es malo, con la comparación desciende aun más. La idea de coproducir es buena, pero éste no es el camino exacto para nuestra cinematografía, sino que debe buscarse también un mejoramiento en la realización misma de la obra fílmica, eligiendo el tema, la expresión y el contenido que valoricen el producto. La obra total: REGULAR.