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En muchos sentidos puede afirmarse que por fin en nuestro país se han dado pasos decisivos en materia de realización cinematográfica. Uno de los testimonios más positivos es la labor de la Escuela de Artes de la Comunicación de la Universidad Católica. Su director, David Benavente, junto con anunciar el nutrodo programa de proyectos para 1971, dio a conocer la semana pasada una muestra de cine documental y experimental realizado por la Escuela en 1970.

Los films se ejecutaron respetando el propósito de la institución, que “persigue como objetivo fundamental el estudio del fenómeno de la comunicación social en una situación histórica de transición al socialismo”. Tratan de diversos temas y cada uno lleva el sello personal de su realizador.

Aysén, de René Kocher, presenta al resto del mundo la soledad del poblador de esa región ausral y la forma en que viven el hombre y la comunidad azotados por la inclemencia y acunado por la belleza del paisaje.

y Adán y …, de Juan Pablo Donoso, es una búsqueda poética de la naturaleza del hombre. Está construido como un juego experimental, en que a la imagen se le extraen sus características alegóricas y mágicas.

Tierra, de René Kocher, narra en cuatro tiempos, ilustrados por sendas canciones folklóricas, la evolución del despertar del campesinado en la toma de conciencia gremial. Es también un análisis costumbrista y un enjuiciamiento al régimen de posesión de la tierra, cuya rectificación es uno de los principales móviles de la Reforma Agraria.

Gabriela Mistral¸de Rafael Sánchez, hace una acertada composición de la imagen con algunos poemas de la poetisa. Se construye la biografía íntima, en que, junto con descubrir los lugares en que ella vivió en el soleado Valle de Elqui, se revela su naturaleza apasionada, celosa, trágica. Imagen y texto se unen para contribuir a la creación de un notable retrato de Gabriela. La falla más evidente en esa obra llena de méritos fue renunciar en su parte final a la muestra de los rincones nortinos de mar y cordillera, para incorporar a la imagen un patético ballet lento de una mujer desnuda, demasiado monótono y reiterativo.

Cada film tiene su valor. El más interesante es el de Donoso, limitado por su subjetividad y el propósito manifestado de experimentar técnicamente con fines didácticos. El más completo y maduro es Gabriela Mistral y cumple, además, con los requisitos de lo que debe ser un film realizado en nuestro país: exposición inteligente y creativa de los valores de la nacionalidad. Aysén y Tierra tienen evidente sabor a film de encargo. Y lo son. El primero está patrocinado por Entel, y el otro por el Centro de Estudios de la Realidad Nacional de la UC. (Ceren). Si se atiende a la dignidad con que está realizados ambos films y a su positivo aporte para el conocimiento de nuestra realidad, la aceptación del encargo no es una traición de propósitos, sino que sólo una necesidad financiera.

El saldo es positivo y con intención de mantenerse. En el nuevo año la Escuela de Artes de la Comunicación mantiene su motor a toda máquina. Paralelos a la realización de los cursos habituales (Cine, Teatro, TV), se editará una revista especializada, se prepara un festival de cinema novo brasileño, la ejecución de cortometrajes dramáticos y la convocatoria a un Concurso de Cine Aficionado.