Documentales acusan injusticias del capitalismo
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Centenares de huéspedes asistieron a la proyección de la cinta chilena “Reportaje de Lota”, que se presenta en la competencia de películas para televisión de la Decimotercera Semana Internacional de la Película Documental y Cortometraje de Leipzig.

Sus realizadores, Diego Bonacina y José Román, presentan de manera conmovedora las condiciones de trabajo y de vida de los mineros de Concepción y documentan sobre la penosa herencia que recibió el nuevo Presidente de Chile, Salvador Allende.

Las inhumanas condiciones de trabajo de los mineros. Los tugurios en que vegetan ocho mil trabajadores y sus familias. El permanente temor de éstas por su insegura existencia, están descritas fielmente y son una acusación contra un sistema que desprecia la dignidad humana y a la cual la Unidad Popular opone su amplio frente de lucha.

Los autores del documental ponen al descubierto que la mecanización de las minas de carbón, en lugar de aliviar la vida de los mineros, les aporta mayor miseria. Además, las escasas medidas de seguridad ocasionan más de ocho víctimas diarias.

Este filme saca como conclusión que sólo la unión de los trabajadores chilenos, frente a la lucha de clases logra mejores condiciones de vida.

La opresión que sufren “los más por los menos”, no es sólo en Chile. Las manifestaciones de rebeldía contra un sistema capitalista asfixiante se suman y multiplican. Uno de los tantos casos es la protesta de los cineastas de todo el mundo contra el nuevo bombardeo de que fue objeto la República Democrática de Vietnam por la aviación yanqui.

Este repudio surge también de algunos ciudadanos norteamericanos, como es el caso de la película “Moratoria”, del norteamericano Tony Arzt.

Ella mereció los aplausos del público, pues exige, en la cinta, la terminación inmediata de la bárbara guerra. El documental muestra en forma retrospectiva la impresionante manifestación pacífica de cientos de miles de norteamericanos, que quieren hacer del suyo un país decente.

Este Festival de Leipzig seguramente dejará una enseñanza, una unión, un ejemplo para aquellos que aún no se quieren convencer de que no son los dueños del mundo.

En una de las tantas reuniones, un grupo de hombres de cine firmaron un resolución que dice: “Estamos firmemente al lado del pueblo vietnamita. Nuestras películas serán una arma de lucha contra el imperialismo. Así mismo, deben fortalecer el poder internacional de la paz y el progreso”.

Participan muchos países. Cada cual lleva en sus cintas testimonios latentes de las injusticias que se comenten en sus propios países.

Chile llevó lo que fue. En el próximo Festival, esperamos, no sólo nosotros, sino que muchos más puedan mostrar una cara limpia, sonriente, pacífica.